Siempre que alguien me pregunta por lugares en los que comer sin gluten en Madrid cuento que es una ciudad en la que tenemos la suerte de poder disfrutar de una muy buena variedad de restaurantes de comida internacional. Tanto, que a veces se hace hasta difícil encontrar uno con una carta más local que sea, a su vez, innovadora y deliciosa.
Por eso, entre mi listado de restaurantes sin gluten en Madrid imprescindibles nunca puede faltar LaLina.


El restaurante no puede estar mejor situado: en pleno barrio de La Latina, en la Plaza de la Cebada, y justo al lado del Teatro La Latina. Si tenéis poco tiempo porque solo venís a pasar unos días a Madrid, os recomiendo uno de estos tres planes (¡o los tres!):
- Tarde de paseo por el Madrid de los Austrias y la Plaza Mayor para acabar de cena y cóctel en LaLina.
- Mañana en el Museo Reina Sofía y paseo por Lavapiés camino de la comida en LaLina.
- Mañana de domingo en el Rastro con brunch en LaLina como colofón final.
Eso sí: sea cual sea vuestro plan, ¡reservad! Especialmente en fin de semana, el local se llena y hay un ambiente genial. Tienen una pequeña terraza fuera (con estufas para días fríos) y ¡los perretes son bienvenidos!
LaLina ha sido validado recientemente por la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten y el 90% de su carta es apta para celíacos! En su página web podréis encontrar la carta completa y actualizada. Podréis ver que, además de su carta, tenemos disponible unos menús de grupos y la carta de cócteles. También hay un apartado especial para sus bravas: son su mayor especialidad y tienen diez variedades distintas, ¡a cual más rica!


La decoración de todo el local está basada en motivos de Lina Morgan (de ahí su nombre). Tienen fotografías, cuadros, uno de sus vestidos y hasta partituras originales suyas. Tienen una colaboración con el Teatro La Latina para que podamos adquirir nuestra entrada para el teatro con un menú de degustación exclusivo, aunque os recomiendo llamar primero al restaurante porque habrá algún plato que tenga gluten y necesiten adaptaros.
Por si fuera poco, podéis organizar el evento que queráis en su local, con o sin la participación del teatro: cenas de empresa, networkings, sesiones de fotos y lo que se os pueda ocurrir. ¡La verdad es que da gusto poder contar con un espacio tan chulo con opciones sin gluten para nuestros saraos!


¡Pero vamos con la comida, que sé que es lo que más os interesa!
En LaLina no solo podemos ir a comer o a cenar: de martes a jueves podemos ir a tomar algo a partir de las 18:00, y su horario de viernes, sábado y domingo es continuo. Así que si queréis tomar algo, con vuestra consumición os ofrecerán una tapa de su plato estrella: las bravioli. Cada plato que nos sirven viene perfectamente identificado con una pegatina de “sin gluten”, así que aseguraos de decir siempre que sois celíacos para que tengan todos los cuidados necesarios con vuestra comida.

Y si os quedáis a comer o a cenar, ¡preparaos para un desfile de platos deliciosos! En el enlace que os dejaba antes no se especifica qué platos tienen gluten y cuáles no, pero también en su web tienen publicada la misma carta que podéis encontrar en el restaurante que no solo indica claramente qué platos se pueden adaptar sin gluten (con una espiga barrada a la derecha) sino también si tienen otros alérgenos como ingredientes. Podéis verla haciendo clic aquí.
Como suele pasar en estos casos, resulta difícil elegir cuando todo tiene una pinta tan estupenda, pero os voy a dejar mis recomendaciones personales.
Para empezar, elegid cualquiera de las raciones de patatas: ya que son su especialidad, tenéis que probarlas, y no sé a vosotros, ¡pero a mí me cuesta mucho encontrar bravas sin gluten por el mundo! A nosotros nos llamaron especialmente la atención las bravas con pollo y salsa de curry y mango, ¡que estaba deliciosa!

Para acompañar, nos pedimos el tartar de salmón y aguacate, ¡que ya conocéis mi predilección por el aguacate! Os recomiendo muy encarecidamente también la tempura, que ya la había probado en otra ocasión y está impresionante. Las rabas de calamar están especialmente ricas con ese alioli de cítricos que quita el sentido (¡si os van los cítricos, claro!).

Y por fin me pude quitar una espinita que tenía pendiente: siempre que iba a LaLina coincidía que ya no les quedaba la Croqueta LaLina con base de pisto manchego ahumado, y había oído hablar tan bien de ella que le tenía muchas ganas. Esta vez fue lo primero por lo que pregunté y ¡sí que había!
Es una croqueta gigante en la que la masa está llena de jamón y en el centro le ponen yema de huevo. Viene acompañada de pisto manchego manchego y la combinación entre ambas cosas queda deliciosa. Además, te lo traen a la mesa tapado con una cúpula y, al levantarla, sale todo el humo de una manera muy espectacular. De este momento no tengo una foto porque es algo que tenéis que disfrutar in situ.

Tres de sus cuatro postres son sin gluten y no puedo más que recomendaros encarecidamente que probéis el coulant con corazón explosivo de chocolate blanco y helado de violeta. Sé que con el nombre ya basta y sobra para haceros babear con el coulant, pero es que no os podéis imaginar lo espectacular que está el helado de violeta y lo increíblemente bien que combina con el chocolate. Lo sirven con nata montada con unos copos de frambuesa liofilizada que ya ni os cuento.
Hacedme caso: pedid el coulant.

Y si acabáis la noche tan agustito como estuvimos nosotros, dejaos aconsejar por sus cócteles (no olvidéis preguntar por el contenido en gluten de los siropes y licores que usen). Nosotros, que somos muy fans de los mojitos, nos pedimos uno sin aromas ni menjunjes que te lo hacen con su azúcar moreno, su ron, su hierbabuena fresca y su hielo picadito, ¡así que sin problemas con el gluten!
¡Ah! Y sin pajitas desechables que no se pueden reutilizar y contaminan, sino reutilizables. ¡Minipunto para LaLina!

LaLina es uno de mis restaurantes sin gluten en Madrid de referencia. Es el típico restaurante del que le cuentas a tus amigos “cuando me vengas a visitar, ya sé a qué sitio te voy a llevar”. Ni os cuento la atención magnífica, amable y cercana que tienen, lo atentos que están en todo momento de lo que puedas necesitar y lo satisfecho que sales de allí tras haber pasado un rato muy agradable.
Muchísimas gracias a LaLina por este compromiso con el colectivo celíaco, por su magnífico trabajo y a todo el personal por su enorme profesionalidad.


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