Qué productos sin gluten llevar este verano contigo

El verano es la época del año por excelencia en la que apenas parar por casa y tener más vida social que nunca. El problema de la celiaquía se presenta sobre todo en estos momentos: fuera de casa. En casa estamos en un “entorno seguro” que controlamos y donde tenemos la seguridad de que no vamos a pasar hambre. Pero a todos nos gusta salir a disfrutar del buen tiempo y los amigos, y la celiaquía jamás debe ser un impedimento para ello. Por eso, hoy os traigo tres situaciones típicas veraniegas en las que un “porsiacaso celiaquil” nos puede dar tranquilidad y libertad fuera de casa. ¡Prepara tu bolso, tu mochila o tu bolsa tote más bonita para este verano y olvídate de pasar hambre!

Nos encanta tomarnos un aperitivo en un bar con el aire acondicionado a tope o una cervecita sin gluten en una terraza al caer la tarde. ¿A quién no le ha pasado que en el bar no tienen ni patatas fritas de bolsa que sean sin gluten? Yo no soy nada fan de los encurtidos, y las patatas de bolsa grande que te suelen poner pueden estar contaminadas. Para evitar beberme lo que sea “a pelo”, suelo llevar unos picos o grissini en el bolso. Los nuevos grissini ondulati de Schär están megadeliciosos. Los probé cuando estuve en Italia ¡y por fin han llegado a España! Son crujientes, sabrosos y están hechos con aceite de oliva virgen extra.

Si además en el bar de la esquina os cortan jamón o queso con cuidado de no contaminar, ¡ni os digo lo ricos que quedan estos grissines con ellos! Y si el “salir a tomar algo” se lía y se lía hasta que acabáis cenando en algún restaurante en el que no os ofrezcan pan, sacad a relucir vuestros grissines, que pegan deliciosamente con todo. ¡Ay! ¡Qué sería de la ensaladilla rusa sin unos grissini!

Hay veces en verano en las que se sabe cuándo se sale de casa pero no cuándo se vuelve. Sed previsores en todos los aspectos en estas ocasiones, ¡que no quiero que os dé ningún patatús!

Para estas ocasiones, dejad el bolso en casa y haceos con una bolsa tote o una mochila de tela o cuero, que son mucho más cómodas y respetuosas con la espalda. Os dejo aquí la lista de todo lo que tenéis que llevar para evitar cualquier imprevisto:

1. Una botella de agua bien fría. Hay algunas que vienen con un tubito que se encaja a la tapa que podéis congelar previamente para que mantenga la bebida más tiempo fría. Manteneos hidratados ante todo, y ya sabéis que el agua es la mejor forma de hidratarnos en todo momento.
2. Protección solar. Ya sabéis que hay que ponerse cremas con alto factor de protección solar que nos protejan de los rayos UVA y UVB y aplicársela cada dos horas aproximadamente, dependiendo del fabricante. Así que si vais a andar por la calle, llevad la crema encima para poder ponérosla cuando haga falta.
3. Gafas de sol. Aunque no notemos la molestia en la vista, lo cierto es que el sol afecta tanto a nuestra piel como a nuestros ojos. Así que protegedlos bien si queréis conservarlos sanos durante mucho más tiempo.
4. Batería portátil. No, no es porque estemos enganchados. Realmente los celíacos necesitamos disponer del móvil en cualquier momento por si nos surge algún imprevisto, necesitamos ver dónde podemos comer cerca o si un producto tiene gluten o no. Así que, si vais a pasar el día fuera de casa, necesitaréis energía extra para el móvil. Además, con el calor las baterías de los móviles se descargan mucho más rápidamente. Haceos con una batería portátil y listo.
5. Fette croccanti de Schär. Ricas, versátiles y resistentes para aguantar todo el día en la mochila. Las podéis comer solas si os ataca el gusanillo en plena calle, podéis acompañar un helado de tarrina con ellas e incluso podéis untarles mermelada y mantequilla y acompañar con ellas el café, que en cualquier bar tienen tanto mermelada como mantequilla envasadas individualmente.

Lo mejor y más maravilloso del verano son esos días que se pasan disfrutando de la naturaleza o, en su defecto, del agua de la piscina. Es un lujo desayunar temprano, preparar el “petate” y pasarse todo el día entre el agua y la toalla o en el campo respirando el aire limpio. Para esas ocasiones, hace falta sacar la artillería pesada.

Elegid bien el menú: no es que vayáis a tener muchísimo hambre con el calor, aunque si os estáis metiendo al agua constantemente ya es otra cosa. Pero sí que tendréis que tener en cuenta que vuestra comida necesitará aguantar las altas temperaturas durante un buen rato. Evitad el huevo crudo a toda costa y llevad mucha fruta: os refrescará y alimentará a partes iguales. Lo ideal es que os hagáis con una neverita portátil, ¡que cualquiera se come un plátano achicharrado!

Para acompañar el menú, necesitáis un pan que lo resista todo y que no haga falta tostar. Seguro que ya conocéis el pan Casereccio de Schär. Pues bien, ahora tienen otra opción igual pero enriquecida con semillas que está aún más rico. Se llama Casereccio ai semi. Si no lo habéis probado aún, os aseguro que es una apuesta segura para un día de despeje. Vienen cinco rebanadas grandes un poco gruesas, tiene una textura blandita pero firme y, ya os digo, aguanta lo que le echéis. No se os va a deshacer en las manos y tendréis suficiente para todo el día sin tener que cargar con un paquete más grande de pan de molde.

Elegid una bolsa o mochilla fácil de lavar, que ya sabéis que al volver a casa de un día de campo ¡hay que irse directo a la ducha! Y, si queréis, podéis llevaros unas cartas, unas palas, un libro o, incluso, vuestro cuaderno favorito para ir planificando todas esas cosas guays que vais a hacer este verano.

Colaboración.