Creo que a estas alturas no va a resultar un gran descubrimiento para nadie que yo comente que Carrefour tiene una superoferta de algunos productos específicos sin gluten por 1€. No vengo, ni de lejos, a hacer propaganda: creo que esa propaganda se hace ella sola. A mí me ha dado por reflexionar sobre todo este tema y, además, en varios aspectos.
Yo hice dos compras: una por 18€ en la que me ahorré 35,57€, y otra por 13€ en la que me ahorré 26,64€. Se podría decir, entonces, que podría haber comprado dos lotes más de cada compra con el dinero que me ahorré. Evidentemente, no lo voy a hacer, ya que soy sólo una persona para comer sin gluten en mi casa, y estas cosas, aunque a la larga, se terminan pasando. Pero digo yo: ¿no era que producir y vender sin gluten era requetecontracaro? Si estos señores me están vendiendo productos a 1€ que generalmente cuestan 3,29€ (por poner el ejemplo de la harina Proceli), ¿qué está pasando en estos días? Por un lado me hace pensar que no pierden dinero ahora, que lo venden a precio de coste porque se quieren quitar estos productos de encima, y ya está. Pero me consta, gracias a una de las varias y muy agradables conversaciones con David y Ana, de Foody, que los descuentos que les hacen los distribuidores al vendedor final no son tan sumamente significativos, ni siquiera en cantidades industriales, como para rebajar los precios a 1/3. ¿Entonces? ¿Tendrán algún acuerdo especial con las marcas de estos productos para poder ofertarlos baratísimos?
Y hablando de Foody y demás pequeños comercios sin gluten, ¿qué pasa con ellos? ¿Se van a tener que sumar a la avalancha compradora de productos a 1€ en Carrefour para después venderlos en sus locales? Hasta donde yo sé, lo de la competencia desleal todavía es ilegal. Es decir: que si llega a haber tal acuerdo entre las marcas y Carrefour, resulta ilegalísimo. Y si no hay acuerdo, también lo es. Se mire por donde se mire, es una bomba nuclear hacia el pequeño comercio. Por las redes sociales y los blogs se baraja la posibilidad de que esta cadena de supermercados esté intentando fidelizar clientes al presentarles productos a un precio asequible, para que los conozcan y les agarren el gustito. Y a mí sólo me cabe la esperanza de que, si esto pasa, los consumidores no vuelvan a caer en las grandes superficies y se vayan a estos localitos de gente tan simpática. Porque la alternativa es que con este acopio que hemos hecho unos cuantos, la gente simpática se quede sin clientes durante una buena temporada y termine cerrando. Y entonces Carrefour se habrá quitado de en medio a toda la competencia y pondrá los productos al precio que le dé la gana. Por no mencionar que dejará a muchos emprendedores con las manos vacías.
Y ahora ustedes me dirán a mí que qué hago predicando que hay que comprar en el pequeño comercio si yo termino de gastarme 31€ en Carrefour. Pues, señores, porque si me puedo ahorrar 62€ en una compra que más temprano que tarde necesitaré, me los ahorro. Sinceramente, si me lo pudiera permitir, no me los ahorraría. De hecho, no he comprado más que panes y cosas para el desayuno, que generalmente no compro porque me sale más barato hacerlos en casa. Pero es que en esta ocasión no: lo barato era el producto final. Y he comprado harinas, claro, para el largo plazo y otros productos no-panes.
Pero la cuestión reflexiva no termina ahí. Resulta que yo me compré paquetes de 1kg. de harina Proceli por 1€ cada uno. El kilo de harina de trigo cuesta 0,60€. Es decir: con ofertísima y todo, el producto sin gluten cuesta casi el doble que su equivalente con gluten. Me decía Lupe en el Facebook que es la primera vez que hay una oferta para celíacos igual que para los no celíacos. Falso: muchos de los productos (papas fritas, fuet, bebidas…) que tiene rotativamente de oferta a 1€ este supermercado son sin gluten. Sé que Lupe se refería a los productos específicos, pero el tema está en que la mayoría de los productos con gluten no necesitan tener esta oferta, porque ya son más baratos. Y, por otro lado, por mucho que nos convenga aprovechar la oferta, considero que deberíamos tomárnosla con la misma normalidad con la que vemos una bolsa de papas a 1€. Y ahí reside el problema: lo sorprendente es que un producto sin gluten resulte tan “barato”, cuando debería ser lo normal y habitual. Sí, Carrefour, muchas gracias, he podido abastecerme para lo que queda de año (aunque ahora tendré que ver dónde guardo todo), pero sigue siendo todo injusto. El 26 de abril nos despertaremos de nuevo en un país en el que estos alimentos cuestan (al menos) 3 veces más de lo que deberían costar, y aunque esta oferta no vuelva jamás, le estaremos eternamente agradecidos al Señor Carrefour. Con Mercadona pasa igual: la gente lo llama San Mercadona, y desde luego nos dan una barbaridad de facilidades, pero lo que yo no entiendo es qué les cuesta a los demás (y no hablo de los supermercados, sino sobre todo de los productores) ponerse las pilas y etiquetar todos los alérgenos correctamente.
En fin, me enoja enormemente tener que comprar en estos lugares. Algún día seré asquerosamente rica y me pasearé por las tiendecitas comprando todo muchísimo más caro. Y, al pagar con el billetazo de 500€, recibiré una sonrisa junto con todo mi cambio.