Desde que las compras a distancia están a la orden del día, hemos ido cada vez adoptando más y más costumbres estadounidenses, entre otras cosas, porque cada vez compramos más a empresas de allí.
El Black Friday tiene lugar el último viernes del mes de noviembre y se caracteriza cada año por llenarse de grandes ofertas y chollos de todo tipo. Viene genial para quien lleva tiempo ahorrando para comprarse algo en concreto o para adelantar las compras navideñas. Lo que tiene de particular es que, como toda oferta, no podemos saber si aquello que necesitamos se presentará ofertado en esta jornada, pero por estar pendientes y echarle un ojo no perdemos nada.
Yo le tengo el ojo echado a algunas cosas que me vendrían genial, y he pensado en traeros aquí cosas que, si os gusta cocinar y se presentan de oferta, creo que serían una gran oportunidad. Ya sabéis que en la cocina sin gluten hay un montón de cacharros que nos pueden facilitar mucho el trabajo, así que si tenéis sitio en la cocina o en la despensa, ¡echadle un ojo a estas sugerencias!
Os advierto de algo, además: el Black Friday es oficialmente el próximo viernes. Pero desde mañana y hasta entonces ya habrá ofertas, así que os recomiendo que estéis atentos si estabais pensando en comprar cualquiera de estas opciones que os traigo.
Amasadora o panificadora, esa es la cuestión
Sois muchas las personas que una u otra vez me habéis preguntado esto. No son electrodomésticos especialmente baratos ni pequeños, y la gran mayoría no puede permitirse tener los dos, o no desde el principio. Así que puestos a hacer una inversión de este tipo la primera duda es esa: ¿qué me compro?
Y la respuesta, como es de esperar, es “depende”.
Yo he trabajado largo y tendido tanto con una como con otra, y de diferentes marcas. Por mi experiencia en ellas, lo tengo muy claro.
Si nos gusta cocinar de verdad, si vamos a hacer masas de todo tipo y no sólo pan, la respuesta es impepinable: la amasadora es una prioridad. Pensad si vais a hacer pan y poco más o si vais a hacer bizcochos, galletas, tartas, cremas, pasta, masas saladas, bollería… Si no os quedáis solamente en el pan, elegid la amasadora. Va a requerir un poco más de trabajo por vuestra parte cuando os pongáis a cocinar, pero hemos partido de que tendréis tiempo y motivación para hacerlo, así que entiendo que esto no será un problema. Además, sirve como batidora y podemos trabajar con ella masas de todo tipo, ya que tiene tres accesorios diferentes: varillas, pala y gancho.
Lo que sí puede ser es que en los meses de más calor no podáis encender tanto el horno. Y en este caso, y si el pan es vuestra máxima y casi única prioridad, es mejor que os vayáis a una panificadora. Y siempre digo lo mismo: la panificadora hace un amasado correcto, pero tened en cuenta que no fue concebida para amasar, sino para realizar todos los pasos desde que ponemos los ingredientes hasta que sacamos el pan de una manera correcta. Pero quizás ciertas cosas no las haga de manera óptima para según qué masas. Tampoco sirve como batidora. Eso sí: es comodísima, consume menos que el horno y en verano no pasaréis calor para hacer pan. Meter todos los ingredientes en orden, darle al programa y al cabo de unas horas tener un pan rico es maravilloso.
Ya me he decidido. ¿Cuál me recomiendas?
Los que me conocéis, sabéis que siempre hablo desde la experiencia. No puedo hablar de máquinas que no conozco porque sería irresponsable por mi parte e injusto para vosotros. Por mi trabajo, he podido trabajar con diferentes modelos y marcas, pero es cierto que no con todos. Eso sí, tengo claras ciertas cosas:
- Vale la pena esperar un poco y ahorrar para comprar una versión un poco más de media o alta gama que comprar una baratija. La tranquilidad es algo que valoro enormemente. No tener que estar sufriendo porque el cacharro no me hace un trabajo óptimo es, para mí, primordial. Además, esto es algo que pienso basado en mis principios: prefiero comprarme una amasadora por 400€ que me dure 8 años que comprarme una de 50€ cada año durante esos dos años por lo que supone a nivel medioambiental. Una amasadora nueva al año supone un gasto de materiales y recursos enorme y un gran incremento de la basura tecnológica al que procuro no contribuir.
- Los materiales de calidad son imprescindibles. No sólo aseguran una mejor y mayor durabilidad del producto, sino que también aportan a nivel de seguridad alimentaria. Tuve una panificadora que un día me dejó un montón de pegotes negros en la masa, y eso me hizo pensar cuánto de aquello habría ido soltando poco a poco sin que yo me diera cuenta hasta que el goteo se hizo tan grande que lo pude ver a simple vista.
- Nuestras masas son muy diferentes que las con gluten. Sé que parece extraño que ciertos electrodomésticos funcionen de una manera u otra según la masa con la que trabajamos es con gluten o sin gluten, pero cuando os lo explique veréis que tiene mucho sentido. Nuestras masas no tienen ese elemento cohesionador que es el gluten. Tenemos otros mejorantes, lo sé, pero el efecto nunca es exactamente el mismo. Es por esto que ciertos utensilios funcionan bien para gluten y no para no gluten. Según el mecanismo de la máquina, el diseño de los movimientos y de los elementos amasadores, puede que nuestra masa no se recoja todo lo bien que haría una con gluten: porque la nuestra se separa y la con gluten se mantiene unida. Los accesorios con los que vienen integrados o que podemos comprar también influyen, así que habrá que mirar bien.
Si lo que habéis elegido es una panificadora, yo lo tengo clarísimo: la Zero Glu. Os lo conté hace tiempo en Facebook, y mantengo mi opinión al respecto. Le gana por goleada a todas las demás panificadoras en muchos aspectos:
- Es un electrodoméstico muy intuitivo y sencillo. Viene con un manual de instrucciones que detalla cada programa y con un recetario para que eches a andar con ella. Las recetas son correctas y muy fácilmente mejorables cambiando un poquito de esto por un poquito de aquello.
- Tiene tres tipos de moldes diferentes: para pan de molde, para chapatas y bizcochos, y para panecillos o bizcochitos individuales. Con eso, echad cuentas de la cantidad de elaboraciones que podéis hacer.
- Tiene un montón de programas automáticos que van genial, de esos de meterlo todo, darle a un botón y olvidarse. Y digo que van genial en el sentido de que son muy correctos como procedimientos.
- El amasado es bueno. No es como el de una amasadora, pero desde luego es mucho mejor que el de otras panificadoras.
- El horneado es una maravilla. Fue lo primero de lo que me enamoré: a diferencia de otras marcas, tiene la resistencia tanto abajo como arriba, así que el horneado es mucho más uniforme y correcto.
- El material antiadherente no libera PFOA.
Su precio de base es de 200€. ¡A ver en cuánto queda esta semana!
En cuanto a qué amasadora me compraría, tengo cierto dilema. Me encantan las dos que os traigo. Ambas tienen la posibilidad de ir comprándoles diferentes accesorios como para estirar pasta o picar carne, pero tienen algunas diferencias que me gustaría comentaros.
Esta es la que tengo yo. Bueno, esta exactamente, no. Yo tengo el modelo anterior, que tiene la mitad de potencia. La mía, de 500W de potencia, ya era sumamente eficiente y eso es lo que más me encanta de ella. Tiene unos mecanismos de reducción que hacen que con un esfuerzo prolongado no se recaliente, y eso para la vida útil del producto es fundamental.
La nueva es de 1000W y, según me comentaron en el servicio técnico oficial de Kenwood, efectivamente es más eficiente. La nueva tecnología implementada en ella permite mejorar tanto sus prestaciones sin necesidad de incrementar tantísimo el precio.
La marca es de alta gama, la capacidad del bol es buenísima y a velocidad baja ya amasa de lo lindo. Monta claras o nata en un suspiro y, por si fuera poco, la nueva edición es más silenciosa que la mía. ¡Me dan ganas de cambiarla!
La única pega que tiene esta máquina es que, como os comentaba, no está concebida para masas sin gluten. El gancho amasador que viene por defecto no llega al fondo del bol, así que dependiendo del tipo de masa (si es más pringosa o menos) y de la cantidad con la que estemos trabajando, necesitaremos ayudarla con cierta frecuencia para que recoja toda la masa. Pero no os preocupéis, que tiene solución.
Con este accesorio batidor, se soluciona el problema del gancho. Sirve igualmente para masas panificables, es una goma flexible pero con cierta rigidez y se puede desmontar para limpiarlo.
Yo me lo compré hace muy poquito y no he tenido tiempo de indagar muy bien con él. Lo que sí he visto es que hay que regular su altura para posicionarlo correctamente en la amasadora, y te viene con la herramienta para ello.
La otra amasadora en discordia es la Zero Glu. Tiene 1500W de potencia y, trabajando con ella, me recuerda mucho a mi Kenwood de 500. Por lo que deduzco que es menos eficiente.
Lo que tiene de genial es que viene con el accesorio del gancho amasador con lengua incluido, no lo tenemos que comprar por separado. Este gancho llega hasta el fondo y va rebañando todo el bol a su paso, así que el amasado es una maravilla incluso en pequeñas cantidades. Eso sí, me da la sensación de que el material de esta goma es de un poco peor calidad que el de la Kenwood.
Eso sí, como precio base es más barata que la otra. Habrá que ver en qué queda todo a lo largo de esta semana.
Utensilios a los que sacarles un gran partido
Una vez cubiertas vuestras mayores dudas, os quiero recomendar una serie de utensilios que me parecen, si no indispensables, altísimamente recomendables en la cocina de cualquier celíaco cocinitas. Además, os diré que en mi opinión no se trata tanto de tener una cocina muy grande, sino un buen espacio de almacenamiento. La mayoría de las cosas que os voy a proponer son para tenerlas guardadas en un mueble e ir sacándolas al darles uso. Eso sí: si os gusta cocinar, será un uso continuo y prolongado. Así que aprovechad si están de oferta.
Obviamente no pretendo que os compréis todo esto, pero os dejo mis recomendaciones y priorizad vosotros qué es más importante y urgente valorando lo que tenéis en casa y lo que os gusta (o gustaría) cocinar.
Todo cocinero que se precie debe tener un buen juego de sartenes en su haber, así que ya es hora de que os vayáis haciendo con uno de ellos. Estas que os propongo son antiadherentes, aptas para todo tipo de fuegos (incluso inducción) y sin PFOA. En el juego vienen tres tamaños: 21, 24 y 26 centímetros, suficientes para la práctica mayoría de lo que podamos hacer en casa.
Tienen un sistema muy chulo para controlar la temperatura: es un círculo rojo en el centro que cambia de color al alcanzar los 180ºC. A esa temperatura se cocina la mayoría de las elaboraciones, así que resulta muy práctico para saber cuándo la sartén está lista.
Con o sin Black Friday, de verdad, compraos este termómetro de horno. Es sumamente barato e increíblemente útil. La práctica totalidad de nuestros hornos calientan de cualquier manera y luego los resultados nunca son los que tienen que ser. Llevamos años diciendo que cada horno es un mundo y, teniendo la solución al alcance de la mano, parece mentira que no hayamos tomado medidas al respecto hasta ahora.
Poned este termómetro de horno en vuestra casa y, de verdad, os pelearéis menos con vuestro horno por lo bien o mal que funciona.
Si queréis pasar un invierno gustoso y calentito de cremas de verduras, guisos de legumbres y caldo de pollo casero, haceos con una olla exprés cuanto antes. Dependiendo de cuántos seáis en casa os vendrá mejor un tamaño u otro. Yo cocino para mí sola en una de 4 litros y me da para varios días, pero la de 6 litros me parece bastante prudente para el común de los mortales. También tenéis otra de 10 litros, que si sois muchos podéis cocinar para todos y para varias comidas de una sola vez.
Hasta febrero de este año yo les tenía bastante miedito, básicamente porque nunca las había usado. Las ollas exprés de hoy en día son sumamente seguras y sólo hay que acordarse de quitarlas del fuego a los 10 o 15 minutos. Nada que un temporizador no pueda solucionar.
Este es otro utensilio que, si hacéis masas sin gluten, deberíais compraros con o sin oferta, que tampoco cuesta nada del otro mundo.
Hay ingredientes de los cuales necesitamos, por ejemplo, 3 gramos exactos. Y no 3,3 ni 2,8. El caso es que las básculas de cocina comunes no distinguen 2,8 de 3 y de 3,3 y te dicen que todo es 3: no tienen la sensibilidad suficiente para hacer esa diferenciación.
Esta báscula de precisión, sí. Y es maravillosa, de verdad. Yo la tengo desde hace casi dos años y estoy encantada. De hecho, he tenido un pequeño problema con ella y el servicio técnico es una maravilla y me envía otra nueva porque está en garantía.
Hubo un año en el que mis amigas de la carrera me regalaron un juego de cuchillos.
¿Creéis que fue casualidad?
No: un buen juego de cuchillos te soluciona mil y una cosas en la cocina. Aprended a diferenciarlos y a usar cada uno de ellos para lo que fueron concebidos y veréis cuánto se os facilita el trabajo a la hora de cocinar.
¡Ah! Y mantenedlos bien afilados: un cuchillo sin afilar es mucho más peligroso que uno bien afilado. Yo tengo un afilador de cuchillos, pero si os compráis unos cuchillos buenos como los que os propongo y tenéis miedo de liarla, pegad la oreja a la ventana por las mañanas y cuando pase el afilador bajad corriendo a que os los ponga a punto.
O id a un zapatero, que también lo hace.
Si sois alumnos de El Taller Sin Gluten, seguro que ya tenéis quizás no una, sino hasta dos de estas (sí, sí, ¡va por ti!). Pero si aún no habéis pasado por nuestra escuela (¡¿a qué estáis esperando?!), ha llegado la hora de que os hagáis con una baguetera. Es la reina de los panes de bocadillo y de barra. Es otro cacharro barato, que ocupa poco (lo ponéis sobre la bandeja del horno y listo) y ultramegahiper útil. Vuestros panes darán un gran salto cualitativo cuando compréis y uséis esta baguetera. Palabra de panarra.
¿Un utensilio para cocinar rápido, sano y deliciosísimo? ¡Sí, por favor!
Llevo años con el ojo echado al estuche de vapor de Lékué, y esta edición viene con un librito de recetas en 10 minutos y todo.
Los productos de Lékué no son generalmente muy baratos, pero su calidad es innegable y me consta que cuando se ponen con las ofertas lo dan todo. ¡Así que estad bien atentos a esta preciosidad!
De todas las tostadoras del mercado, este tipo es sin duda el que le recomendaría a cualquier celíaco. Sobre ella tuestas sandwiches, bocadillos, pizza y lo que te dé la gana sin verte constreñido a dos ranuritas. Además, he elegido este modelo porque es el más compacto de todos los que he visto. Este utensilio sí que es mucho más frecuente que esté en la encimera de la cocina toda la vida, así que cuanto menos espacio ocupe, mejor.
La bandeja de abajo se quita para recoger las migas, la rejilla se limpia fácilmente con un trapo, tiene diferentes potencias y además viene de color negrito-estiloso. ¡Lo queremos!
La mejor batidora para todo el año. En verano, para batidos. En invierno, para la crema de verduras que hacemos en nuestra nueva y flamante olla exprés. Todo el año, para patés vegetales de todo tipo. Y para darte un capricho de fresas con nata en un momento sin sacar toooda la amasadora.
Y me gusta este modelo en concreto: es silenciosa, potente, sin salpicaduras y una maravilla. Estoy enamorada de ella. La tengo en mi casa y os la recomiendo desde lo más profundo de mi corazón. Seréis felices juntos, creedme.
La mejor batidora para todo el año. En verano, para batidos. En invierno, para la crema de verduras que hacemos en nuestra nueva y flamante olla exprés. Todo el año, para patés vegetales de todo tipo. Y para darte un capricho de fresas con nata en un momento sin sacar toooda la amasadora.
Y me gusta este modelo en concreto: es silenciosa, potente, sin salpicaduras y una maravilla. Estoy enamorada de ella. La tengo en mi casa y os la recomiendo desde lo más profundo de mi corazón. Seréis felices juntos, creedme.
Ahora mismo está casi a mitad de precio, ¡yo no esperaría al viernes!
Yo siempre cuento que cuando me fui de Oviedo a estudiar a Valencia, con 18 años, aún no era celíaca y ya me fui con una batidora de varillas bajo el brazo. No era exactamente el modelo que os enseño, pero me encantaba. Con ella hacía bizcochos todas las semanas para desayunar y merendar y las tartas de los cumples.
La que os muestro ahora es mi batidora actual y para hacer un bizcocho rápido sin complicaciones es una maravilla. Si la amasadora está fuera de vuestro alcance ahora mismo, os recomiendo muy encarecidamente esta para la repostería y para montar lo que queráis. Es compacta, silenciosa, potente y preciosa.
Esta también está rebajada ya, más de un 30%.
Como última sugerencia de cacharros útiles os voy a poner la más reciente incorporación a mi lista de deseos. Yo tengo dos moldes de este tipo, pero no los había usado ni tres veces que se me empezaron a combar y están hechos una porquería. Ya lo dicen las madres: lo barato sale caro (aunque se suponía que era una marca más o menos normal).
Pues bien, por si no lo sabéis, una de mis marcas de moldes preferidas es esta: Masterclass. Son unos materiales de una calidad increíble, tienen una vida útil que ni os imagináis, son antiadherentes sin sustancias tóxicas y hornean que da gusto. Pesan un poquito, eso sí, y, claro, su precio es acorde a su calidad. Pero, de verdad, tengo varios moldes de esta marca y no pueden ser más maravillosos.
Así que mi próxima adquisición “mondil” será, sin duda, el de la quiche. Con lo que me gustan a mí las masas saladas y lo socorrida que es la quiche, ya es hora de hacerla en un molde que esté a la altura.
Utensilios molones
Llegamos a la sección de utensilios para, ya no cocinitas, sino friquis viciados de los cacharros de cocina y gastronomía, como yo. Aquí os pondré las cosas con las que me hacen los ojos chiribitas. Esta lista está pensada para verdaderos disfrutones de la comida y las cosas ricas. ¡Echadle un ojo y decidme si no tengo razón!
La número uno de mi lista no podía ser otra que una máquina de pasta. Elegiría el accesorio de pasta de la Kenwood, pero en un momento veréis por qué elijo este modelo y no otro.
El otro día hablaba con una chica de que en mi casa siempre se ha comido pasta casera, así que es algo que no sólo llevo en mis venas italo-argentinas, sino también en lo más profundo de mi corazón infantil.
Hacer pasta fresca casera es maravilloso, relajante y reconfortante a partes iguales. Y comerla, ni os digo.
Que digo yo que si me compro la máquina de pasta, el accesorio para hacer raviolis así, en tiras, no podía faltar, ¿no?
Sí, ya sé: hay otros muchos accesorios sin la pijada del rodillo y todo eso, pero decidme si no mola lo de poner el relleno ahí y que te lo vaya haciendo solo.
Y si vamos a hacer pasta fresca, necesitaremos el perchero de pasta. Uno baratito, de buena calidad y, sobre todo, plegable. Que luego lo puedas cerrar como un paraguas y no ocupe nada en el cajón de los cubiertos. ¡Me encanta!
Venga, este es baratito, no me diréis que no os pican las ganas…
También hace mucho tiempo que le eché el ojo a los banettones, pero entre una cosa y otra no me termino de decidir. Pero los he encontrado bastante baratos aquí, y este ovalado me ha conquistado el corazón. ¿Sabéis las hogazas que saldrían de aquí? ¡Hermosas!
Venga, y uno redondo también, ¿por qué no?
Fijaos que ambos son de 500 gramos. Así que perfecto: hacemos un kilo de masa en nuestra flamante amasadora, repartimos en dos y tenemos dos panes preciosos en un momento, de formas diferentes.
Esto ya lo tengo yo, pero no puedo dejar de recomendároslo. Es un molde de 15 cm. de diámetro y 3,5 cm. de alto.
Y me diréis que qué tarta sale de una cosa tan pequeñita.
Pues bueno, la cuestión está en comprarse tres, hacer cualquiera de mis recetas de tartas y os saldrán esas tartas pequeñas y esbeltas que hago yo, ideales para los cumples en los que no somos mucha gente y no queremos tener tarta para una semana.
En el horno caben perfectamente los tres moldes a la vez, y así nos ahorramos lo de cortar el bizcocho grande en tres partes, fijándonos que sean todas iguales y todo ese lío. ¡Con estos moldes lo tenemos listo en un momento!
¡Ah! Y, por supuesto, son de Masterclass: garantía de exitazo.
Otra cosa que llevo muchos años queriendo es una piedra de horno. Se utiliza para emular el horneado de un horno de leña y va genial en panes y pizzas. No sé por qué pensaba que costaba mucho más, aunque es cierto que varía según los materiales. Hay unas planchas metálicas maravillosas que hacen el mismo efecto, pero son mucho más caras.
Con esta piedra va genial, ¡qué pizzas más ricas saldrán ahí!
Bueno, este es el capricho tonto de esta lista por excelencia, pero entre que me hace ilusión y que no tengo un tupper adecuado para ello, me he apuntado también el palomitero de Lékué. Seguro que os encanta: podréis hacer palomitas en el microondas sin aditivos raros y a vuestro gusto. Viene con un mini-recetario de palomitas de sabores y en Internet hay un montón de ellas.
Lo que más me gusta es que podéis hacer la cantidad que os dé la gana, no como las comerciales de microondas, que tenéis que hacer un bol gigante seáis cuantos seáis.
¡Se acabaron las palomitas de bolsa!
He estado a punto de no poner esto en el listado, porque es un cacharro que ocupa bastante para la versatilidad que ofrece. Pero al final me decidí a dejarlo porque, pensándolo bien, versatilidad ofrece un rato. Porque no sólo es una plancha de crêpes, sino también de tortitas.
¡Pocas cosas hay más versátiles que los crêpes! ¿No es una manera genial de comer verduras y otras cosas que normalmente se ven en casa con un poco de recelo? ¡Hoy cenamos crêpes (de verduras)!
Además, desde que os enseñé a hacer no sólo las tortitas clásicas, sino también las de chocolate y las de avena, ¡no me diréis que no hay opciones de desayuno ricas con las que sacarle partido a este aparato!
Tengo que decirlo: sueño con tener una cafetera exprés. Tomarse un café rico de verdad por las mañanas o después de comer es algo que disfruto enormemente. Pero como yo de café sé lo justo, le he preguntado a mi amiga Laura, que de esto sabe un buen rato, qué cafetera exprés le parecía interesante a nivel doméstico.
Y me dijo algo en lo que yo no había caído: por haber, hay cafeteras en las que se pueden regular muchos más parámetros, pero el común de los mortales no tenemos ni idea de toquetear todas esas cosas. Con saber que tenemos que usar café 100% arábica de tueste natural vamos sobrados. Así que meterse en una cafetera buena-buena para usarla en modo automático (como quien tiene una cámara réflex siempre en modo automático), no tiene sentido.
Así que me recomendó esta que os dejo aquí al lado. Hay otro modelo igual, pero con otros acabados, un poco más cara. Así que os dejo la barata, que de bonita ya va sobrada. Dice Laura que la presión y las características son más que correctas para lo que necesitamos los cafeteros de la casa.
Y digo yo que ya que vamos a hacernos ese café rico en casa, nos lo molemos in situ pesando los 70 gramos por litro de agua que me enseñó Laura y mejor, ¿no? Os dejo un molinillo que indica la finura de la molienda según el tiempo que lo tenemos funcionando, lo cual me ha parecido muy práctico para los que tampoco sabemos tanto.
¡Espero que os hayan gustado estas listas! Espero que os sirvan de referencia por si estáis buscando cosas similares y no os decidís por unas marcas u otras, e incluso por si no sabéis a qué darle prioridad.
Si tenéis alguna duda sobre recomendaciones de cacharros de cocina, ¡avisadme! Con la cantidad y variedad de ellos con los que he trabajado seguro que os puedo dar algunas ideas.