En Argentina hay una tradición según la cual el día 29 de cada mes se comen ñoquis. He estado investigando varias páginas web, y me han encantado los diversos orígenes que se le atribuyen a esta tradición.
Por un lado, hay un posible origen italiano que habla de una leyenda basada en San Pantaleón. Según esta historia, un 29 de julio pidió pan a unos campesinos del Veneto, que lo invitaron a comer, a pesar de ser muy pobres. A modo de agradecimiento, les anunció un año de grandes cosechas y muy buena pesca. Por ello, el 29 de cada mes, se recuerda este episodio con una comida sencilla y barata, como los ñoquis.
Hay otro origen italiano, del que creo que puede participar en parte mi familia debido a la región de la que proviene. Se dice que por el año 1690, en un pueblito del Piamonte hubo una gran pérdida de una cosecha de trigo. Por aquella época, las patatas estaban destinadas al consumo animal, pero era tal el hambre que había en el pueblo a causa de la pérdida del cultivo, que hicieron esta pasta a base de patatas. Desde entonces, el 29 de cada mes, que era el día del Santo Patrono, se reunían en la plaza principal del pueblo, donde festejaban haciendo ñoquis y agradecían por sus cosechas.
Otro origen de esta tradición, y es el que siempre se ha contado en mi casa, es que al ser finales de mes, la gente ya no tenía mucho dinero para comer, por lo que comían ñoquis que, al estar hechos fundamentalmente de patatas, son bastante baratos.
Por último, uno que me ha cautivado especialmente, seguramente por lo bonito de agasajar a los compañeros con la comida. Resulta que a finales de la década de los 70, un grupo de periodistas gastronómicos de Buenos Aires solía juntarse a comer en casa de uno de ellos cada mes a comer. Entonces, el anfitrión preparaba una comida con la que dar la bienvenida a sus invitados a su casa. Un día 29, en casa de Monona Molina, los periodistas fueron recibidos con unos simples ñoquis de papa que hicieron las delicias de los comensales. Tanto fue así, que aquello dio lugar al llamado Club del Ñoqui, que se reunía cada 29 a degustar tal manjar.
Por supuesto, en mi casa, que nos apuntamos a un bombardeo, si de comida se trata, hemos llevado a cabo esta tradición siempre que nos hemos acordado (tampoco es que vivamos pegados al calendario…). Además, la costumbre manda poner un billete de un peso argentino debajo del plato para atraer la buena fortuna (económica, se entiende). Vi alguna vez que en ciertas familias se pone el billete debajo de todos menos de un comensal, y al finalizar la comida, lava los platos quien no tenga el billetito. Cuando éramos chiquitos, mis hermanos y yo acudíamos a la minicolección de monedas y billetes que tenía mi papi para rescatar los pocos billetes de $1 que tenía y los poníamos debajo del plato. Ahora que ya no tengo ninguno de esos billetes, no sé si poner uno de 5€ o de cualquier otra cosa, por miedo a que termine corrompiendo mi plato.
Claro, este febrero no tiene 29… Resulta que cuando los hicimos para el 29 de enero, ni medimos ni pesamos nada. Esta vez quisimos hacerlos con todo en regla para que el próximo 29 nadie se quede sin comer ñoquis sin gluten :) ¿Terminaré estableciendo una tradición entre los seguidores de Singlutenismo? ¡Ojalá!
Ah: los ñoquis se pueden comer con cualquier salsa que nos guste, sólo hace falta echarle imaginación. Nosotros, siguiendo la tradición, los comemos alla sorrentina, que es con la sencilla y deliciosa salsa de tomate para pasta que hacemos en casa y que podrán encontrar en la receta de los canelones. Además, solemos acompañarlos (bien sea junto con los ñoquis o después) con alguna carne, como pollo al horno o matambre, aunque si estamos más bien finolis, se come una ensalada y algo de jamón después y listo.
Lo más recomendable es perparar la salsa con antelación y, mientras se van formando los ñoquis, calentarla a fuego lento.
Ingredientes (para 4-5 personas):
- 1100 g. de patata pelada.
- 300 g. de Farina de Schär.
- 40 g. de mantequilla sin sal.
- 2 yemas de huevo.
- 2 cucharadas de queso rallado para pasta.
- Sal, pimienta y nuez moscada.
Preparación:
- Hervir o cocinar al vapor las patatas hasta que estén muy blanditas.
- Una vez estén hechas, escurrir y volver a poner en la olla.
- Pisarlas con un pisapurés muy bien.
- Agregarle la mantequilla, las yemas, el queso, y sal, pimienta y nuez moscada al gusto y seguir pisando y mezclando todo bien. Debe quedar un puré bastante seco.
- Agregar la harina de una vez y unir todo aún dentro de la olla.
- Poner sobre la encimera y seguir uniendo, siempre sin amasar.
- Una vez sea una masa lisa y compacta, separar una porción y formar un cilindro. Si es necesario, espolvorear un poquitito de harina para formarlo, pero no debería hacer falta. Es importante que hagamos todo este proceso rápido, mientras esté calentita la masa. También es importante que no se seque, así que habrá que evitar las corrientes de aire. Si es necesario, se puede tapar con un paño o con film.
- Cortar el cilindro en porciones de unos 2 centímetros de largo y pasar por una ñoquera o, en su defecto, por un tenedor y disponer sobre una bandeja cubierta con un papel de hornear. Cada ñoqui debe quedar con una concavidad por un lado y con los surcos por el otro, y conviene apretar con el dedo por el lado del corte.
- Repetir los pasos 7 y 8 hasta terminar con toda la masa. [youtube http://www.youtube.com/watch?v=NAv6GiBoAnE&w=560&h=315]
- Poner agua a hervir en una olla grande.
- Cuando esté hirviendo, poner una parte de los ñoquis a hervir hasta que floten. Entonces, sacarlos con una espumadera con mucho cuidado de que no se rompan y ponerlos en una fuente. La cantidad de ñoquis que se puede poner por vez varía en función del tamaño de la olla. La idea es que no estén apelotonados y se puedan mover con libertad. Para estas cantidades y con la olla de la foto, en tres tandas fue suficiente.
- Al terminar de sacar los ñoquis de cada tanda, poner un poco de salsa de tomate calentita y distribuir bien.
- Repetir los pasos 11 y 12 hasta terminar de hervir todos los ñoquis. Nos podemos ayudar con el papel de horno para echarlos al agua.
- Servir bien calentitos con queso para pasta (si es parmesano, mejor) aparte. Si es necesario, dar un último golpe de horno, pero lo ideal es no tener que hacerlo para que no se pasen los ñoquis.
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