Creo que a estas alturas más de un seguidor de mi blog se habrá dado cuenta de que me gustan las recetas elaboradas. Al menos son las que me parece que vale la pena mostrar al mundo. Y además, resulta que casi siempre son las recetas de la Yolita (les recuerdo, mi genial abuela). Cuando la gente me cuenta lo que comía en su casa en su infancia, me doy cuenta de que en la mía se comía muy diferente. Jamás se comieron lentejas, garbanzos, fabada o verduras en general (o al menos yo no lo hice), pero tampoco creo que haya comido milanesa con puré toda mi vida. Lo que recuerdo sin duda son las comidas de ocasiones especiales (esas que me encantan a mí), que eran ravioles, canelones, matambres, empanadas y cosas así.
Tengo la imagen de estar con la Yolita rellenando ravioles, doblándolos y armándolos. Recuerdo el movimiento de sus manos llenas de harina y relleno, sin importarle sentir los pegotes. Yo, que siempre he sido más tiquismiquis, pensaba que qué pringosidad. Estos días (sí, porque han sido dos días) que he estado armando ravioles, en honor a ella no me he ido limpiando las manos (y porque no vale la pena, claro).
Como decía, es una comida muy elaborada, destinada a ocasiones especiales y para cuando se quiere agasajar a alguien o se extraña mucho a la abuela propia. En una ocasión la Yolita se pasó toda una mañana armando ravioles para diez personas (siete de la familia y tres invitados). Y justo cuando estaba toda la familia diciendo “Mmm… ¡¡¡Qué rico, Yoli!!!” soltó uno de los señores invitados que él había comido por comer. Hasta yo, en mi inocencia, me di cuenta de lo desubicado del comentario. Pero la Yolita es tan santa que ni se molestó. Y sí, como dice la Quiquita, doble trabajo hubiera tenido.
Este es un homenaje a la Yolita por todos esos ravioles que hizo uno a uno durante toda mi vida, por todas esas comidas que a veces necesité tiempo para aprender a apreciar y por todos los consejos (culinarios o no) que me da cada vez que la llamo con una duda.
En cuanto a la receta, tiene tres partes: relleno, salsa y pasta. El relleno y la salsa son los de los canelones. Ese relleno mágico que tanto gusta a todo aquel que lo prueba y que esconde un valor nutricional inigualable. Para tres personas, recomiendo hacer la mitad o menos de relleno que lo que especifica esa receta, ya que se utiliza muy poco en cada raviol. En cualquier caso, se puede congelar, así que personalmente prefiero, ya que estoy en materia, hacerlo todo y congelar para canelones u otra cosa. Además, tanto el relleno como la salsa los preparo con uno o dos días de antelación, para repartir el trabajo, que es bastante.
Para hacer la pasta casera usé la Farina de Schar y es increíblemente fácil de manejar. Y he probado a hacerla a mano y con la panificadora. Me gusta el resultado que da la panificadora, pero tiene dos pegas principales. Para empezar, hay que hacer una buena cantidad de masa, o las palas no la agarran. Con seis huevos a mí me fue muy bien., y a lo mejor con cuatro también aguanta. La segunda pega es que no te libra de ensuciarte y pringarte todo. Queda una masa mucho más pegajosa, pero en su punto perfecto para que se seque menos mientras se forman los ravioles. Así que lo dejo al criterio de la paciencia de cada uno.
Por cierto, disculpen la calidad de algunas fotos. No es muy fácil hacerlas con las manos llenas de harina y relleno, ni cuando se tiene muchísimo hambre y una fuente de ravioles enfriándose. Sólo una cosa más: sé que los más puristas me dirán que no son ravioles, sino “tortelloni”, y no les faltará razón. Sin embargo, así es como se han llamado siempre en mi casa, y en honor a ello mantengo el nombre.
Pasta casera
Ingredientes:
- 3 huevos M.
- 240 g de Farina Schär.
- 3 cucharadas de aceite de oliva.
- 3 cucharadas de agua.
Preparación:
- Poner la harina en una mesa en un montoncito y hacer un hueco en medio.
- Poner los huevos, el aceite y el agua en el volcán y unir todo hasta conseguir una masa uniforme.
- Envolver en film transparente y dejar descansar unos 15 minutos a temperatura ambiente.
- Partir la masa en cuatro trozos y envolver bien en film los trozos con los que no se trabaja.
- Preparar una bandeja o tabla con film transparente, para poner los ravioles sin que se peguen.
- Espolvorear un poco de harina en la mesa y estirar la masa hasta que tenga aproximadamente 2 mm de espesor. No estirar muy fina porque se rompen los ravioles, tanto al armarlos como al hervirlos.
- Con un vaso, cortar discos de masa y retirar las sobras.
Poner un poco de masa en cada tapa, doblarla por la mitad y con la ayuda de un poquito de agua sellar la media circunferencia.
- Unir las dos puntitas de la “empanada” y pegar bien con un poquito de agua también.
- Reservar el raviol en la tabla que teníamos preparada y repetir el proceso con el resto de los discos y de la masa, hasta terminar. Es recomendable ir tapando los ravioles listos con un poco de film transparente para evitar que se sequen.
- Calentar agua en una olla grande con un poco de agua y sal.
- Cuando roma el hervor, echar los ravioles y controlar unos 10-12 minutos. Es importante bajar el fuego para que el hervor no sea muy fuerte o podrá romper los ravioles.
- Mientras tanto, ir calentando la salsa de tomate.
- Pasado este tiempo, sacar uno, cortarlo por la mitad y fijarse que está hecha la masa.
- Una vez hechos, servir en una fuente cubiertos con la salsa de tomate y queso rallado aparte.
Recomendaciones
- Se enfrían con facilidad, así que lo mejor es comerlos enseguida.
- También se pueden sacar a los 10 minutos, cuando todavía les quede un poquito, servirlos en la fuente con la salsa y darles un último toque de horno. Eso ayudará a que se enfríen con menor facilidad. Para cuando se tienen que hacer varias tandas de ravioles (porque son para mucha gente) es lo ideal.
- Son bastante grandes. Según el hambre de cada uno, se comen entre seis y ocho, aunque hay quien come diez o doce. Con estas medidas salen unos 25. La primera vez que los hice me salieron 30 porque la primera masa la estiré demasiado (son los que se ven abajo a la izquierda en la foto superior, que se rompen).
- Los ravioles que sobran sin cocinar se pueden congelar armados. Para ello, congelarlos en una bandeja dentro de una bolsa. Una vez congelados, se puede sacar la bandeja y ya no se pegarán.
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[…] verdura (y sólo yo lo hacía de los tres). Aparte de eso, nos colaban verdura de tres formas: en ravioles, en canelones, y en tarta de espinaca. Y creo que sólo éramos conscientes de que la comíamos en […]
[…] verdura (y sólo yo lo hacía de los tres). Aparte de eso, nos colaban verdura de tres formas: en ravioles, en canelones, y en tarta de espinaca. Y creo que sólo éramos conscientes de que la comíamos en […]
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Las abuelas son lo mejor!!!
Nunca he hecho raviolis porque me parecen complicados, pero viendo tus fotos me voy a animar. En la pastakedada use Farina para hacer la lasaña y si qued´o manejable.
Un beso
f
Anímate, Begoña! Este relleno está delicioso y gusta a todo el mundo! :)
Eso sí: con paciencia, eh?? Es mucho trabajo!
Un besito! :)
Pintaza la que tienen!!! No hay nada como una abuela cocinera.
Me guardo la receta.
Besotes preciosa.
Y más cuando creciste viviendo con ella :D :D Todo el que ha pasado por una mesa de la Yolita alguna vez en su vida queda marcado por sus creaciones culinarias :) :)
Ya me contarás cuando los pruebes, a ver qué te parecen! :)
Un besito Lupe!!
Umhhhhh!!!
Tengo q sacar la máquina de pasta, porq una vez q hago raviolis y me pongo perdida, hago tambien tortellinis y tagliatteles y espaguettis… Jeje
Que bonito homenaje a tu abuela!!
Bicos
Un día de estos hago los fideos caseros que se comían en mi casa (para vosotros, tallarines). Sin máquina de pasta ni nada, sólo con un truquito muy fácil!
Un besito :)
Tus ravioles deben estar de vicio pero lo que más me emociona es todo lo que respira el nombre de tu abuela, es una receta llena de amor y de respeto. No sé quien tiene más suerte, si tú o tu abuela (bueno sí… tú)
Un abrazo!! <3
Sin duda, Salomé, la suerte es toda mía <3 :)
Muá!
Mira que me está entrando hambre, y son las 10 de la mañana… la pasta fresca es mi debilidad, pero todavía no me he animado a prepararla en casa. Todo se andará, me quedo con la receta!
Un beso gordo!
PD: qué suerte de abuela, a la mía la sacabas de los espagueti (de sobre) y el gazpacho y la merluza rebozada y se perdía. Eso sí, hacía los mejores huevos fritos con patatas del mundo mundial
Mmmmm…!! A unos huevos fritos con patatas tampoco se les hace ningún asco, eh???
A ver si te animas y me cuentas!
Un beso!
Esos no son ravioles sino tortelini o capeletti
Hola, Susana y bienvenida a mi blog.
Se nota que no has leído la entrada ;) En ella explico que sí, son tortelloni (tengo ascendencia italiana y viví allí un año… Algo sé), pero que así es como se han llamado siempre en mi casa ;)
Pero vamos, independientemente del nombre, es uno de los mejores platos del mundo y tiene un significado muy especial para mí.
Un saludo y gracias por tus amables palabras.